¡¡¡Si!!!...
¡¡La aceituna inoportuna ha vuelto!!
Y de nuevo me gustaría hablaros (como no) de la pobreza, pero esta vez de otro tipo de pobreza...LA POBREZA DE ALMA.
Pues bien, hace unos días, navegando por internet con algún@ que otr@ amig@ ensalad@, encontramos un artículo en el cual hablaban de ¡La Pobreza de Alma!... Pero esperar...
¿Que diablos significa ser pobre de ALMA?....
Supongo que para todos está claro que no hay una sola manera de ser pobre; probablemente haya muchas, pero quizás se podrían señalar dos de ellas como las más representativas: por un lado existen las personas que son pobres porque no tienen dinero y bienestar y aquellos que son pobres de espíritu.
Se habla mucho (aunque no se hace tanto) de las personas que padecen pobreza material (Estadísticas, datos, información televisiva en los tele-diarios.)
Datos y más datos por parte del gobierno...
Y Ong`s, comedores, organizaciones y demás que intentan de alguna forma paliar o al menos cambiar esta triste situación.
“Sin embargo,en estos nuevos tiempos, cada día se habla menos de la pobreza de espíritu y no es que no exista, y no es que no crezca."
Vale... no podemos medirla, igual Matías Prats tampoco habla de ella en los tele-diarios, pero por desgracia, este “VIRUS” está haciendo “ENFERMAR” cada vez a más personas.
Parecen los demás ser inmunes a este problema, ya que no aparentan estar muy preocupados; aún pudiendo llegar a ser este tipo de pobreza tan peligrosa, grave y dolorosa como la otra pobreza.
Mientras que en uno de los lados del planeta, unos mueren de hambre, por no tener alimento que llevarse a la boca...(PÁRATE A PENSAR LO QUE ACABAS DE LEER);
En otra parte, no muy lejana, del mismo planeta, otros son bombardeados por multitud de spot`s publicitarios y demás inventos del marketing que les incitan a comprar y comprar, constantemente alimentan su espíritu consumista, pero...¿quien se encarga de alimentar el verdadero espíritu?
¿Dónde está el marketing que nos incita a ser solidarios y nos inculca el respeto por lo que nos rodea?; pero no sólo por las personas, sino también por los animales y por el medio ambiente, el cuál no estamos cuidando como deberíamos.
Parece que escasea...
Por esta razón, la principal manera de que esta “eventual pobreza” se transforme en riqueza debe ser una decisión personal.
Cada uno debe preguntarse si realmente le importa o no su espíritu, si quiere alimentarlo y preocuparse por lo que necesita ya que esto y siguiendo el refrán “Uno recoge lo que siembra” sólo podrá verse convertido en vivencias positivas para TU persona.
Aunque en nuestra mano está el tomar una decisión u otra, la realidad social existente, es que nos hemos preocupado tanto por alcanzar lo material, lo tangible, que nos hemos ido empobreciendo;
hemos dejado de lado lo que era invisible a los ojos, como decía el protagonista del libro el Principito
“Sé que en algún lugar del mundo, existe una rosa única, distinta de todas las demás rosas, una cuya delicadeza, candor e inocencia, harán despertar de su letargo a mi alma, mi corazón... y mi esencia humana.”
Y aunque el modelo de hombre que tiene éxito en los tiempos que corren es precisamente el que corre tras el poder y el dinero; NO nos empobreceremos dando lo mejor de nosotros, muy por el contrario, seremos cada vez más ricos. Tendremos la mejor de las riquezas, aquella que no se guarda en un banco.
No quiero haceros creer nada en base a las creencias de otros...no obstante, juzgar quien es más pobre:

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